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lunes, 16 de abril de 2012

DISTURBIOS Y EL FIN DEL MUNDO SEGUN LOS ANTIGUOS EGIPCIOS






Al igual que muchas culturas contemporáneas a la suya, la civilización egipcia tuvo una clara noción del fin del mundo. Alguna vez, en el tiempo, el mundo terminaría por desaparecer, tal como Atum-Rê lo había creado una vez, ya fuera por su decisión de hacerlo así, ya fuera por otras razones y voluntades ajenas al Ser Supremo. Pero que el mundo se acabaría, lo daban por seguro desde las épocas más remotas de su cultura; al menos, desde los días de los Textos de las Pirámides en adelante.

Es cierto que su visión de tal final difería grandemente de la apocalíptica, que solemos hallar en La Biblia u otras composiciones, que comenzaron a manifestarse, en realidad, hacia los tiempos más tardíos de su historia, como veremos luego; pero también es verdad que los antiguos egipcios de las eras más antiguas eran concientes de ese final del mundo, tal cual lo concebían y conocían. Debido a esa diferencia entre ambas concepciones de la terminación del mundo tal como se conoce en la ideología faraónica y la actual, es que resulta difícil discernir en los documentos antiguos tal cosmovisión, pero las distinciones, a su vez, ayudan a superar el problema de su análisis.

Comencemos diciendo, como ya lo postulara Jean Doresse[1], que los egipcios nunca poseyeron un “verdadero apocalipticismo”, sino que “la imaginación egipcia llegó muy cerca del verdaderoapocalipticismo…”[2].

Recorriendo la amplia literatura egipcia, nos encontramos con numerosos géneros que nos hablan del caótico estado en que puede caer el mundo conocido, tal como las “admoniciones”, entre las que destaca, como una de las más antiguas e importantes la conocida como La admonición de Ipuwer[3], siendo, a su vez, la más extensa de todas. La única copia existente, conservada en el Pap. Leyden 344, está fechada en la Diecinueve Dinastía, pero se cree que se refiere a hechos acontecidos durante el Primer Período Intermedio, aunque otros autores lo han puesto en duda, y, en realidad, esta discusión es irrelevante a la cuestión que nos toca, ya que lo que allí se relata no es sino la subverción total del Orden (mAat)[4]. Como lo definiera S. M. El-Sesabie[5], se trata de “una reproducción pesimista del género de ‘desastre nacional’”. Allí leemos, por ejemplo, que Egipto vive un tiempo de miserias y hambre:


“¡Mira! El grano falta en todas partes, uno es despojado de sus vestimentas, y no está untado con aceites. Todos dicen: ‘No hay nada’, el almacén está vacío” (6, 3-5).

También, es un momento en donde impera el desorden social:


“¡Mira! Los pobres se han vuelto ricos, el que no tenía sandalias ahora posee riquezas” (2, 4-5).


“¡Mira! Los que tenían ropas están en harapos, aquél que (ni siquiera) se cosía para sí mismo ahora tiene lino fino” (7, 11-2).


“¡Mira! Los cocineros se han convertido en maestros de carnicería, el que era un mensajero ahora envía a otro”

Agreguemos que todas las personas sufren tan calamitoso destino:


“¡Mira! Grande o pequeño, (dicen): ‘¡Desearía estar muerto!’, los niños dicen: ‘¡No me hubiera dado nacimiento!’” (4, 2-3).

E, incluso, los mismos animales:


“¡Mira! Todas las bestias, sus corazones lloran, el ganado lloriquea por la condición de la tierra” (5, 5).

Los ejemplos en este manuscrito pueden multiplicarse, pero creemos que lo antedicho basta para tener una idea del cuadro descripto por el antiguo escritor de estas líneas, en las que nos muestra un genuino “mundo al revés”, imagen tan querida al imaginario egipcio antiguo. Se podría argumentar que, si el papiro ciertamente describe las caóticas condiciones del país durante el Primer Período Intermedio, es lógico que el autor hubiera descripto tal estado catastrófico. Pero, como iremos viendo, no es este el caso, ya que se ha demostrado palmariamente el carácter de ficción que tienen la mayoría de estos tipos de escritos[6].

Veamos un caso similar en Las quejas de Jâjeperrê-Seneb, cuya única versión conservada está en la tablaBM 5645, y data de mediados de la Decimoctava Dinastía, aunque su original se atribuye al reinado de Sesostris II[7]. En esta composición, igualmente, se narra la indeseable condición subvertida de Egipto, sólo que, dado que los días de Sesostris II fueron de paz y prosperidad, se considera como un ejemplar del género literario de “desastre nacional”, y se le considera de carácter ficticio, siendo que, al mismo tiempo, el escritor aclara que sólo repite lo que fue dicho por sus ancestros:


“¡Si tuviera frases desconocidas, dichos que fueran extraños, novedosos, palabras sin tratar, libres de repetición, (y) no dichos transmitidos, hablados por los ancestros!” (recto, 2-4).

Tal como ocurre en el caso de Las admoniciones de Ipuwer, se describe el disturbio social del país:


“La tierra se quiebra, es destruída y deviene (una tierra abandonada). El Orden (mAat) es arrojado fuera, el Caos (isfet) está en la sala del consejo; los planes de los dioses son violados, y sus provisiones negligidas. La tierra está en revolución, hay lamentos en todas partes. Villas y distritos están en lamentación, todos están igualmente cargados de errores” (recto, 11-2).

Un documento muy en línea con los anteriores es la famosa Discusión de un hombre con su manifestación(o bA), cuyo original está conservado en el Pap. Berlín 3024, y está fechado en la Doceava Dinastía[8]. En el segundo poema de la respuesta del hombre a su manifestación – la sección en donde todas las estancias comienzan con la famosa frase “¿A quién le hablaré hoy?” -, el personaje relata el por qué se encuentra solo, y que la resultante falta de comunicación se debe a la violencia y la maldad que asolan el mundo:


“Los hermanos son tacaños, los amigos de hoy no aman. Los corazones son avaros, todos roban los bienes de sus compañeros. La bondad ha muerto, la insolencia asalta a todos, uno se contenta con el mal, el bien es echado al suelo en todos lados. Uno debería ponerse iracundo con los hombres por sus crímenes, (pero) hace reír a todos (por) sus maldades. El hombre saquea (…), el criminal intíma con uno, el hermano con quien uno se involucra es un enemigo. El pasado no es recordado, ahora uno no ayuda a quien le ayudó (…) Uno se extraña de los afectos, los rostros están en blanco, todos vuelven la cara a su hermano (…) Nadie está alegre, aquel con quien uno caminaba ya no está. Estoy cargado por la falta de alguien para intimar. El mal recorre la tierra y no termina” (líneas 103-30).

Si bien no encontramos en estos textos más que lo que parece ser una descripción de revoluciones meramente sociales – ya que no se habla en ellos de un desastre cósmico, como en un genuino “apocalipsis” -, debemos tener en cuenta que tales señales marcan un verdadero “fin del mundo”, tal como lo afirma el autor de Las admoniciones de Ipuwer:


“¡Si éste fuera solamente el fin de los hombres, sin concepciones ni nacimientos! ¡Entonces, la tierra no gritaría y el tumulto no sería más!” (6, 1).

Entre aquellos escritos que podrían ennumerarse entre estas descripciones de los desastres del mundo, se cuenta La Profecía de Neferti[9], preservada en el Pap. Leningrado 1116 B, así como en numerosos ostraca ramésidas y en dos tablas también de la Decimoctava Dinastía, si bien se considera que los hechos relatan las condiciones prevalecientes antes del ascenso de Amenemmes (o Amenemhat) I al trono. Aquí el “mundo al revés” es narrado detalladamente, como en los casos antedichos:


“Te muestro la tierra en tumulto, el débil es fuerte de brazo, uno saluda a quien debiera saludar. Te enseño al superior como inferior, lo que dio vuelta la espalda se vuelve al estómago. Los hombres vivirán en la tumba, el mendigo ganará riquezas, el grande (robará) para vivir, los pobres comerán pan y los siervos serán exaltados” (xii: 54-7).

Sin embargo, en este texto se hacen referencias a disturbios naturales o cósmicos, que lo hacen más cercano a nuestras propias concepciones:


“Lo que fue hecho ha sido deshecho, ¡Rê empezará a recrear!”(iv: 23).


“El disco solar, cubierto, no brilla para que nadie lo vea, uno no puede vivir cuando las nubes (lo) esconden, todos están entumecidos por su falta” (v: 25).


“Seco está el río de Egipto, uno cruza el agua a pie, uno busca agua para navegar en una barca, su curso se ha vuelto una orilla, la orilla se ha convertido en un curso (de agua), el curso de agua en una orilla. El viento sur combate contra el viento norte, el cielo carece de un único viento” (vi: 27).


“Rê se retirará de la Humanidad, aunque se levantará a su hora, nadie sabrá cuando el atardecer ha llegado, nadie discernirá su sombra, ningún rostro estará (deslumbrado) al verle, ni ningún ojo será mojado por el agua. Estará en el cielo, como la luna, su curso nocturno sin cambiar, sus rayos sobre la cara, como antes” (xi: 51-3).

En otra parte del mismo documento se dice que el río se secará, además de la referencia a un sol velado por las nubes, que algunos han interpretado como aludiendo a las tormentas de arena que cubren al astro en el desierto[10], aunque a nosotros nos suena como haciendo alusión a una catástrofe de naturaleza más cósmica. Esta apreciación se hace más clara cuando se habla de que el dios se “retira de la Humanidad”, al estilo de como lo hace en el mito de la Destrucción de la Humanidad, así como el pasaje que menciona que Rê “recreará” el mundo, obviamente después de haberlo destruído por la iniquidad de los hombres[11]. Es bien cierto que esta redacción termina con la profecía de que un salvador vendría al rescate del mundo conocido por los egipcios: “Ameny” (= Amenemmes I), tal como sucede en la Naos 2248de Ismailia, en donde se dice que el dios Shu se fue al cielo, y que la tierra se vio asolada, durante nueve días, por una tormenta tan grande que ni hombres ni dioses podían verse las caras. Con la ascensión del dios Gueb, el Orden se reestable nuevamente[12].

Sin embargo, existen muchos documentos de literatura mágica y religiosa que mencionan el concepto del fin del mundo que tenían los antiugos egipcios, que retrotraen a épocas muy anteriores a las señaladas por todos los escritos mencionados. Nos referimos, por un lado, a las amenazas empleadas por un mago para constreñir la voluntad de los dioses a que hagan lo que él les pide; o, por el otro, a descripciones que se encuentran en los grandes corpora de literatura funeraria, i.e., los Textos de las Pirámides y de los Sarcxófagos, el Libro de los Muertos, y los Grandes Libros Tebanos, en especial.

Lógicamente, la amenaza más antigua ocurre en los Textos de las Pirámides, el libro sacro más antiguo del mundo y de los egipcios[13], que reza:

“Oh, Señor del Horizonte, haz rápido un lugar para mí, porque si fallas en hacer rápido un lugar para mí, pondré una maldición sobre Gueb, ‘la Tierra no hablará más, Gueb será incapaz de protegerse’, y a quien encuentre en mi camino me lo devoraré en pedazos (?). El Pelícano profetizará, el Pelícano ascenderá, el Grande se levantará, las Ennéadas hablarán, la Tierra estará completamente hecha un dique, las orillas se juntarán, las orillas se unirán, los caminos serán impasables para los viajeros, las faldas serán destruídas para los que suben” (TdP §§ 277-9 = Alocución 254)[14].

Bien sabemos que la unión de las dos orillas tienen que ver con la finalización del mundo terrenal[15], siendo una figura para el paso desde este mundo al otro, y, por lo tanto, de lo más natural para describir el fin de la existencia terrenal, i.e., un estado “apocalíptico”, en el sentido figurado egipcio.

En otra sección del mismo corpus, vemos las amenazas que realiza el monarca difunto si no se le muestra el debido respeto:
“Cortaré los brazos de Shu, que sostienen el cielo, y golpearé mi hombro contra la rampa en la que se apoyan”[16].

Pero quizá sea en los Textos de los Sarcófagos en los que encontraremos una amenaza directa del fin del mundo:

“Si tú vienes contra mí bajo la forma de cualquier serpiente, Rê morirá y Apofis será hostil” (TdS 1100 =CT VII, 418-9)[17].

Y, en otro pasaje de este corpus, leemos:

“Si mi frente cae a tierra, entonces la frente de Nut (= el cielo) caerá a tierra” (TdS 366 = CT V, 27)[18].

En este sentido, el Libro de los Muertos es más parco, pero no es una excepción dentro del uso de amenazas de volver el mundo “cabeza abajo” si los deseos del difunto no se cumplen:

“Si no me dejas ir en contra de mi enemigo, para que pueda ser reinvindicado contra él en el tribunal (divino), entonces el Nilo no ascenderá al cielo para vivir en la verdad, Rê no descenderá a las aguas para alimentarse de los peces. Entonces, Rê ascenderá a los cielos para vivir de la verdad, y el Nilo descenderá a las aguas para alimentarse de los peces, y el gran día sobre la Tierra terminará en su condición” (LdM65)[19].

Por otra parte, tenemos numerosos papiros que hablan de esta clase de amenazas que buscan revolucionar el mundo, para obtener un fin determinado por parte del declarante; por ejemplo:

Pap. Harris, recto VII, 2-4: “Soy yo quien es Shu: si el habitante del agua i sacude sus brazos, haré que la Tierra caiga en el Abismo, el sur se convertirá en el norte, y la Tierra será dada vuelta”[20].

Pap. Leyden I 348, verso 11, 5-8: “¡Si ella pasa el tiempo sin dar a luz, vosotros seréis sordos, oh Ennéada! Porque no habrá cielo, no habrá Tierra, no habrá días epagómenos, no habrá ofrendas para ningún dios de Heliópolis; entonces, una debilidad ocurrirá en el cielo sur, y un disturbio tendrá lugar en el cielo norte; la luz solar desaparecerá y la inundación no correrá cuando debiera hacerlo a tiempo” [21].

Pap. Leyden I 343 + I 345: “Esta <tu> (sangre) pertenece a Rê, esta tu herida pertenece a Atum, (en) el día cuando fueron cortadas vuestras cabezas en el Campo de las Cañas. El cielo está roto, la Tierra, en problemas; el cielo está confuso, la Tierra, sofocada. Si no escucha lo que digo, no devolveré a Horus su Ojo, no devolveré a Set sus testículos”[22].

Pap. Chester Beatty V, verso, 5, 4-6, 4: Si no escuchas mis palabras, haré que el cielo se de vuelta, y pondré fuego a los Señores de Heliópolis, cortaré la cabeza de una vaca de la sala-wbA de Hathor, cortaré la cabeza de un hipopótamo de la sala-wbA de Set, haré que Sobek se siente envuelto en la piel de un cocodrilo, haré que Anubis se siente envuelto en la piel de un cánido, haré que el cielo se parta al medio, provocaré que las Siete Hathores huyan al cielo en una columna de humo, cortaré (…) volveré ciego al Ojo de Set…” [23].

Como podemos notar a través de esta selección de textos, las amenazas mágicas siempre giran alrededor de catástrofes cósmicas, que bien podrían ser catalogadas como “apocalípticas”. Para J. Assmann[24], en general las amenazas entrañan un dejo mágico, pero es indudable que, para los egipcios antiguos, aquellas conllevan siempre un desastre de naturaleza cósmica e implican la finalización del mundo tal como normalmente es concebido.

Es también interesante notar, en muchos de estos textos, las amenazas dirigidas contra las ofrendas a los dioses y contra los rituales debidos a ellos; pareciera ser que los antiguos egipcios, mediante los usos mágicos, podían causar desastres verdaderamente cósmicos, o evitarlos, y, por esa razón, es que las ofrendas y los ritos eran realmente de importancia en su tierra. Es como si honrar a los dioses fuera uno de los deberes primordiales que el ser humano tuviera para con ellos, y eso está confirmado en un pasaje de los Textos de los Sarcófagos, que reza:

“Hice (i.e., Dios) que sus corazones (scil., los de los hombres) no se olvidaran del Oeste, a fin de que hicieran ofrendas divinas a los dioses de los nomos”[25].

Esto es aparente, de nuevo, en Las admoniciones de Ipuwer, cuando dice:

“Recuerda la fumigación con incienso, y libar con una jarra al amanecer. Recuerda (traer) engordados gansos-ro, gansos-terep, gansos-set, y hacer ofrendas divinas a los dioses (…) Recuerda observar las reglas (…) sacar al impuro, ya que no es correcto (que esté así)” (10, 13-11, 1-5)[26].

Pero es, especialmente, en el Pap. Salt 825, que Ph. Derchain, muy acertadamente llamó “Un ritual para la conservación de la vida en Egipto”[27], que encontramos bien explicadas las consecuencias de no llevar adelante los rituales de culto cotidianos a favor de las deidades:

“No está iluminado durante la noche, el día no existe. Un lamento es hecho en el (cielo) y en la tierra. Los dioses y diosas ponen sus manos sobre sus cabezas, la tierra está desvastada, el sol no surge, la luna se retrasa, no existe. El abismo acuoso fluctúa, la tierra se da vuelta, el río no es navegable (…) Todo el mundo se lamenta y llora” (Derchain, op.cit., 144).

En el Libro de los Muertos, encontramos una explicación muy definida del fin del mundo, en un discurso dado por el propio Ser Supremo:

“Despacharé a los Antiguos y destruirán aquello que hice, la Tierra volverá al Abismo Acuoso, a la Inundación, como en sus orígenes, pero Yo permaneceré con Osiris, me transformaré en otra cosa, (nominalmente) en la Serpiente, a quien ningún hombre conoce y ningún dios ve” (LdM 175)[28].

El fin del mundo, para los antiguos egipcios, parece ser caer nuevamente en el estado caótico primigénio, anterior a la existencia de ese mismo mundo, ya que el Abismo Acuoso o las Aguas Primordiales (i.e., el Nun) es como se describe el estado final en el que quedará la Tierra y el Universo todo, lo cual no sólo se menciona en este texto, sino en muchos otros, entre ellos, en la Destrucción de la Humanidad, en donde Rê mismo vuelve a repetir:

“Retornaré al Abismo Acuoso del que vine a la existencia”[29].

Es bien sabido que los egipcios antiguos ignoraban un mito sobre el Diluvio, como ocurría en otras civilizaciones del Medio Oriente[30]. Pero, la terminación del mundo lo volverá como las Aguas Primordiales, y, curiosamente, el fin de la isla de la Serpiente en El Cuento del Náufrago es el mismo:

“Nunca volverás a ver esta isla, que se volverá como agua”[31].

Si bien los egipcios no poseían un mito similar al del Diluvio, no debemos pensar que ignoraban las consecuencias de una gran inundación y el estado calamitoso que traía consigo; por ejemplo, en una estela de Osorkon II, en el templo de Luxor, se compara a las aguas de una desproporcionada crecida del Nilo con el Nun, y se le ve como un retorno al Abismo Acuoso Primigénio:

“El Abismo Acuoso (= Nun) salió de (…) (y cubrió) esta tierra hasta su límite. Se estiró hasta (los dos) bordes (de la tierra), como era en un Primer Tiempo, esta tierra fue dada a su poder como el mar”[32].

Lo importante es saber la razón por la cual el mundo debe cesar de existir, y, al igual que en muchas otras culturas, incluida la nuestra, dicho fin viene a darse por un simple motivo: el Mal[33]. Esto se hace patente en los Textos de las Pirámides, en donde el Ser Supremo declara:

“Cuando nací en el Abismo Acuoso antes de que el cielo existiera, antes de que la tierra existiera, antes de que lo que fuera a ser hecho existiera, antes de que el tumulto existiera, antes de que el temor viniera por el Ojo de Horus”[34].

Esto implica que “si A no existe, B no existe”, y que la destrucción del Universo está incluida en su propia Creación: si Maât no existe, eso significa que Isfet tampoco; sin Bien no hay Mal. El Mal, y sus indeseables efectos (tumulto, confusión, etc.), están implícitos en el Bien, i.e., en la Creación del Ser Supremo; es inevitable. Y, ¿quién es el responsable del Mal? En muchas religiones, la responsabilidad es de la Humanidad misma[35]. Los egipcios también adherían a este concepto, por eso no hay un Diablo en su religión. Set no lo fue nunca, sino hasta tiempos muy tardíos, cuando la ideología originaria estaba muerta o moribunda. Nunca hubo un Diablo, como en el crisitianismo primitivo y el actual. Pero sí un responsable del Mal y su existencia en este Mundo: la Humanidad, que, por sus actos condenables y condenados por el Ser Supremo, les impuso un castigo: el Fin del Mundo. Pero la Humanidad no debe asumir completamente la culpa de esta situación; en la mentalidad egipcia los propios dioses, quienes se comportan como humanos, sin embargo, también tienen en parte la culpa de introducir el mal y las malas acciones en el mundo; así, la diosa Neit, en el Pap. Chester Beatty I, se dirige a la Ennéada, durante el juicio por el dominio de Egipto entre Horus y Set, diciendo:

“Dad el oficio de Osiris a su hijo Horus, y no hagáis estos grande actos de maldad que no están en su sitio; de otro modo, estaré enojada, y el cielo caerá sobre la Tierra” (xv, 3: 2-3).

Pareciera, entonces, que así como no hubo mito del Diluvio en el antiguo Egipto, tampoco conocieron lateodicea, i.e., la justificación de Dios por el Mal en el mundo o su atribución a una entidad que, actualmente, llamamos Diablo.

CREDITO TOTAL

[1] J. Doresse, “Visions Méditeranées”, en La Table Ronde 110 (1957), 26-39.
[2] Id., ívidem, 29; véase tamb. S. Bickel, La cosmogonie égyptienne avant le Nouvel Emoire (Gotinga, 1994), 229 n. 1; J. Bergman, “Introductory Remarks on Apocalypticism in Egypt”, en D. Hellholm (ed.),Apocalypticism in the Mediterranean World and the Near East (Tubinga, 1993), 51-60.
[3] LÄ I, 65-6; M. Lichtheim, Ancient Egyptian Literature I (Berkeley-Kos Angeles, 1973), 149 ss.
[4] Sobre mAat; véase ahora S. Alegre García, “La pluma de Maat. Aspectos del vínculo conceptual e iconográfico”, en BIAE, año V, nº L (sep. 2007); en www.egiptologia.com; Sección Religión y Mitología; E. Castel, Gran diccionario de mitología egipcia (Madrid, 2001), 297-8; R. H. Wilkinson, The Complete Gods and Goddesses of Ancient Egypt (Londres, 2003), 129-30; F. Alonso Royano, “Perspectiva histórico-jurídica de “M3çt”; on-line en www.egiptologia.com; Sección Sociedad, Técnica y Cultura.
[5] S. M. El-Sesabie, The Destiny of the World: A Study on the End of the Universe in the Light of the ancient Egyptian Texts (Toronto, 2000); versión on-line.
[6] S. Luria, “Die Ersten Werden die Letzten sein”, en Klio 22 (1929), 405-31.
[7] G. E. Kadish, “British Museum Writing Board 5645: The Complaints of Kha-Kheper-Re-Senbu”, en JEA 59 (1973), 77-90; M. Lichtheim, op.cit. II (Berkeley-Los Angeles, 1976), 145 ss.
[8] H. Goedicke, 155-72, 215-6; M. Lichtheim, op.cit. I, 166-8; O. Renaud, Le dialogue du Désesperé avec son âme. Une interpretation littéraire; Cahiers de la Société d’Égyptologie, vol. 1 (Ginebra, 1991).
[9] Véase G. Posener, Littératureet politique dans l’Égypte du XIIe dynastie (París, 1956), 21-60; H. Goedicke, The Protocol ofNeferyt (The Profecy of Neferti) (Baltimore, 1977), esp. 4 para el carácter profético del manuscrito; LÄ IV, 380-1.
[10] B. Bell, “The Dark Ages in Ancient History, I. The First Dark Age in Egypt”, en AJA 75 (1971), 8 y 17; allí compara esta frase con otra similar que aparece en la biografía de Ânjtyfy.
[11] LÄ III, 837-8; N. Guilhou, La vieillesse des dieux (Montpellier, 1989), 110 ss, 114; cp. M. Lichtheim, op.cit. II, 145 n. 13.
[12] G. Goyon, “Les travaux de Chou et les tribulations de Geb d´après le Naos 2249 d’Ismailiya», en Kêmi6 (1936), 14 ss.
[13] Véase, e.g., J. R. Ogdon, «El libro más antiguo del mundo: los Textos de las Pirámides”, en RdE-Isis 4 (2002), 54-62.
[14] Una versión parecida ocurre en TdS 622; cp. R. O. Faulkner, The ancient Egyptian Coffin Texts II (Warminster, 2004), 204 (VI, 236); J. R. Ogdon, “The Reception in the West: An Early Funerary Drama Rediscovered. Third Preliminary Report, 2007”; on-line en AdE 3 (2007) – en prensa – URL:www.ceae.unlugar.com.
[15] Véase J. R. Ogdon, “Another Hitherto Unrecognized Metaphor for Death in Coffin Texts, Spells 169-172”, en GM 162 (1998), 65 ss.; Id., “Los ‘Dichos para unir las Dos Orillas’ en los Textos de los Sarcófagos”;on-line en www.egiptologia.com; Sección Religión y Mitología.
[16] TdP § 299 (= Alocución 255).
[17] Véase, R. O. Faulkner, op.cit. III, 157.
[18] Id., íbidem II, 7.
[19] P. Barguet, Le Livre des Morts des anciens égyptiens (París, 1967), 106; É. Naville, Das ägyptische Totenbuch der XVIII. bis XX. dynastie (Graz, 1971), lám. 77.
[20] E. Akmar, Le papyrus magique Harris (Uppsala, 1916), 24-5, 100-1.
[21] F. Léxa, La magie dans l’Égypte antique de l’Ancien Empire jusqu’à l’époque copte II (París, 1925), 62; J. F. Borghouts, Ancient Egyptian Magical Texts (Leyden, 1978), 40 nº 63.
[22] A. Massart, The Leiden Magical Papyrus I 343 + I 345 (Leyden, 1954), 30.
[23] A. H. Gardiner, Hieratic Papyri in the British Museum (Londres, 1935), 51 y láms. 28-9.
[24] J. Assmann, Zeit und Ewigkeit im alten Ägypten (Heilderberg, 1975), 26-7.
[25] TdS 1130 = R. O. Faulkner, op.cit. III, 167; CT VII, 464.
[26] M. Lichtheim, op.cit. I, 159.
[27] Ph. Derchain, Le papyurs Salt 825 (B. M. 10051), rituel pour la conservation de la vie en Égypte(Bruselas, 1965), 19, 24 y 137 ss.
[28] É. Naville, op.cit., lám. 198; P. Barguet, op.cit., 261.
[29] E. Guilhou, op.cit., 7, 15, 28 n. 13, 103 y lám. A1.
[30] Véase, e.g. S. Fuster, “¿Ocurrió en Egipto el Diluvio? Un análisis comparado del mito cataclísmico”, enRdE-Isis 16 (2003), 16-24; Id., “Egipto y el Diluvio Universal. Un análisis comparado del mito cataclísmico”,on-line en www.temakel.com.
[31] LÄ V, 619-22.
[32] S. Sauneron-J. Yoyotte, La naissance du monde selon l’Égypte pharaonique (París, 1959), 22-3; G. Daressy, «Une inoundation à Thèbes sous le regne d’Osorkon II», en RdT 18 (1896), 181-6.
[33] M. Eliade, Patterns in Comparative Religions (Londres, 1970), 160, 194 y 210 ss.
[34] TdP § 1040 = Alocución 486.
[35] Y, de allí, el mito de la Destrucción de la Humanidad.

jueves, 29 de marzo de 2012



LA SÉPTIMA PROFECÍA MAYA

Nos habla del momento en que en el sistema solar en su giro cíclico sale de la noche, para entrar al amanecer de la galaxia, nos dice que en los 13 años que van de el año 1999 al el 2012, la luz emitida desde el centro de la galaxia, sincroniza a todos los seres vivos y les permite acceder voluntariamente a una transformación interna que produce nuevas realidades, que todos los seres humanos tienen la oportunidad de cambiar y romper sus limitaciones recibiendo un nuevo sentido, la comunicación a través del pensamiento, los hombre que voluntariamente encuentren su estado de paz interior elevando su energía vital llevando su frecuencia de energía vital del miedo hacia el AMOR podrán captar y expresarse a través del pensamiento, y con él, florecerá el nuevo sentido. 


La energía adicional del rayo emitido por Hu Nap Hu activa el código genético de origen divino en los hombres que estén en una frecuencia de vibración alta, este sentido, ampliará la conciencia de todos los hombres, generando una nueva realidad individual, colectiva y universal. 

Una de las transformaciones más grande ocurrirá a nivel planetario, pues todos estos hombres conectados entre sí como un solo todo, darán nacimiento a un nuevo ser en el orden galáctico,
La reintegración de las conciencias individuales de millones de seres humanos despertará una nueva conciencia en la que todos comprenderán que son parte de un mismo organismo gigantesco, la capacidad de leer el pensamiento entre los hombres revolucionará totalmente la civilización, 

 Desaparecerán todos los límites*
 Terminará la mentira para siempre, porque nadie podrá ocultar la verdad*
 Comenzará una época de transparencia y de luz que no podrá ser opacada por ninguna violencia, o emulsión negativa *
 Desaparecerán las leyes y los controles externos, la policía y el ejercito, pues cada ser, se hará responsable de sus actos y no habrá que implementar ningún derecho o deber por la fuerza.*
 Se conformará un gobierno mundial armónico, con los seres más sabios y evolucionados del planeta *
 No existirán fronteras ni nacionalidades*
 Terminarán algunos límites de la propiedad privada, y el intercambio economico sera diferente *
 Se implementarán tecnologías nuevas para manejar la luz y la energía y con ellas se transformará la materia *




La excelencia y el desarrollo espiritual serán el resultado de hombres en armonía que realizan las actividades en las que vibran más alto, para hacerlo expandirán su comprensión sobre el orden universal. 

Con la comunicación a través del pensamiento aparecerá un súper sistema inmunológico que eliminará las vibraciones bajas de miedo producidas por las enfermedades prolongando cada vida de los hombres. 

La nueva era, no necesitará del aprendizaje del contraste inverso producido por las enfermedades y el sufrimiento que caracterizaron los últimos miles de años de historia, los hombres que consciente y voluntariamente encuentren su paz interior entrarán a una nueva época de aprendizaje por contraste armónico, la comunicación y la reintegración hará que las experiencias, los recuerdos individuales y los conocimientos adquiridos, estén disponibles sin egoísmos para todos los demás, será como una Internet a nivel mental que multiplicará exponencialmente la velocidad de los descubrimientos y se crearán sinergias nunca antes imaginadas. Se acabarán los juicios y los valores morales que cambien con las épocas, como la moda, se comprenderá que todos los actos en la vida son una manera de alcanzar una mayor comprensión y armonía, el respeto será el elemento fundamental de la cultura, transformará al individuo y a la comunidad, y colocará a la humanidad, en posibilidad de expandirse por la galaxia, las manifestaciones artísticas, las ocupaciones estéticas y las actividades recreativas comunitarias, ocuparán la mente humana.
Miles de años fundados en la separación entre los hombres que adoraron a un Dios lejano que juzga y castiga se transformarán para siempre, el hombre vivirá la primavera galáctica, el florecimiento de una nueva realidad basada en la reintegración con el planeta y con todos los seres humanos. 


En ese momento comprenderemos que somos parte integral de un único organismo gigantesco, y nos conectaremos con la tierra, los unos con los otros, con nuestro sol, y con la galaxia entera. 

Todos los hombres, comprenderán que el reino mineral, vegetal, animal, y toda la materia esparcida por el universo a todas las escalas, desde un átomo, hasta una galaxia, son seres vivos, con una conciencia evolutiva.
A partir del sábado 22 de diciembre del año 2012, todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad, pues el hombre, sentirá a los otros hombres, como otra parte de sí mismo. 

Los Mayas expresaban ese concepto de unidad en su saludo diario, IN LAK'ECH, que significa Yo soy otro tu, al que contestaban HALA KEN, que significa, Tu eres otro yo.
Esos calendarios, dejaron dicho que esta época que estamos atravesando, es el final de miles de años de invierno y de oscuridad donde la evolución espiritual se lograba a través del miedo y del sufrimiento, El hombre evolucionaba porque al saturarse de sufrimiento encontraba la luz necesaria para cambiar, cuando cambiaba, comprendía la inutilidad de su posición anterior, liberándose de una limitación que él mismo se había impuesto. 


Esta ha sido la fórmula de contraste inverso que el universo para lograr que los seres humanos evolucionen y se vuelvan cada vez más tolerantes y flexibles, pues sólo así encontraran su paz interior, el hombre nace en un universo aparentemente caótico, se ha necesitado el desequilibrio para apreciar y reconocer el equilibrio. El sufrimiento para aprender la importancia de la paz, El caos aparente es entonces el resultado de la sabiduría divina. El espíritu se encarna en la materia, en una sociedad con seres en distintos niveles de evolución, allí vive una serie de experiencias que lo llevan a comprender la razón
Los hombres nacen inocentes, sin experiencia vulnerables destructibles y contaminables, no sufren porque nada los a afectado, se viven a través de situaciones que por inexperiencia o ignorancia producen sufrimiento, la saturación del sufrimiento hace cambiar al hombre y le da la comprensión acerca de los resultados y las consecuencias de sus actos, con esta comprensión puede decidir libremente si desea repetir o no una experiencia, es decir, la vida es el paso de la fragilidad de la inocencia, a la fortaleza producida por las experiencias de comprensión.

La ignorancia y la inexperiencia producen guerras, esclavitud, polarización, canibalismo, falta de respeto, de consideración. Procesos encontrados u opuestos que enfrentan al hombre con otros hombres para producir experiencias de comprensión, a cada ser humano le corresponden una serie experiencias de aprendizajes en cada vida, es lo que llamamos el destino, lo que se tiene que vivir para aprender y comprender.
La vida es un proceso que vive el espíritu para agregar comprensión sobre la creación, el destino organiza las circunstancias, lugar y relaciones en que se producen experiencias de comprensión. Todo lo que es difícil, lo que causa sufrimiento y contradicción es lo que se trae como destino para aprender en cada vida. Cuando el hombre se satura de sufrimiento acepta cosas que antes, por sus creencias, consideraba inaceptables, y no le permitían encontrar la paz interior, la vida es una oportunidad para lograr la transformación interna y pasar de la rigidez a la flexibilidad, de evitar la cárcel del espíritu que producen los dogmas. Las experiencias de agresión e incomprensión sólo traen consigo sufrimiento y eventos cada vez más fuertes y difíciles de enfrentar. 

La séptima profecía Maya nos recuerda que sólo nuestra propia transformación interna, puede conducirnos a nuevos sentidos, darnos salud, e integrarnos con todo el mundo en una nueva realidad de paz y armonía. 

La lucha contra la vida o contra las estructuras sociales, sólo conduce al individuo al sufrimiento y a bajos niveles de energía llevándolo a la oscuridad interna de la depresión.
La aceptación de todos los eventos fáciles o difíciles, alegres o triste como oportunidades de aprendizaje de las que sólo puede resultar un beneficio personal, traerá la independencia interior y la armonía. Se requiere un trabajo interior voluntario para aceptar y comprender la evolución de la creación, un trabajo diario que se refleje en todas las circunstancias de la vida y que conduzca a la paz interior. 

La séptima profecía, dice que la comprensión y aceptación de ése proceso de evolución llevará al aprendizaje y al crecimiento espiritual a través de la armonía. Millones de hombres encontrarán su paz interior, y al hacerlo, podrán abrir los archivos históricos de todo lo que han vivido, pues sólo en ese momento, los podrán ver sin juzgarlos como parte de un proceso de armonización. Aparecerá una nueva cosmovisión espiritual, las relaciones, se establecerán a partir de los puntos de unión y no de separación, los hombres serán flexibles, y buscarán la paz. Estos cambios ocurrirán en todos los niveles, físico, mental, y espiritual, y a todas las escalas, individual, familiar, comunal, planetaria, y galáctica. La mayor transformación ocurrirá cuando se comprenda al universo como un proceso de evolución eterna de la conciencia de los seres. 

Esto traerá respeto por la conducta de los demás, y acabará con los prejuicios, se comprenderá que todos las experiencias conducen inevitablemente, a una mayor armonía.
Para los Mayas, el proceso de evolución no es uniforme ni simultáneo, hay muchas cosas que diferencian a los hombres. Coexisten seres con distintos niveles de evolución, lo que hace posible las diferencias entre los hombres, permitiendo los contrastes y las experiencias de comprensión, cada ser humano pasa por distintos cambios, unos se demoran más que otros, pero todos llegan al mismo sitio. Todos los hombres son iguales porque su esencia tiene un mismo origen, son emanaciones de Dios o Hu Nap Hu. Pero a la vez todos los hombres son distintos, unos van más adelantados que otros, porque se encarnan por primera vez en la materia en distintos momentos. 

Unos llevan acumulada más experiencia y comprensión que otros. Se asciende de nivel con la comprensión que resulta de la experiencias de cada vida, los hombres no son iguales, porque viven en diferentes sociedades con distintas culturas, y porque su herencia genética es distinta, lo que genera diversas creencias, varias maneras de percibir el universo y múltiples características físicas. 

Los Mayas creían que el hombre está formado por 3 cuerpos en constante vibración situados en distintas dimensiones, el cuerpo físico, el mental, y el espiritual. El cuerpo físico o Hubiidili, es temporal, está formado de materia en constante transformación y movimiento, la materia está organizada y animada por el espíritu, para dar lugar a la vida, donde puede tener experiencias con la forma y comprender la creación, se desorganiza con la muerte volviendo a su estado original, el cuerpo astral o Pixán, donde está la mente, es temporal, desaparece después de la muerte y se encuentra en una dimensión superior a la física, allí se archivan las creencias adquiridas en la vida presente, lo que llamamos ego o OL como lo llamaron los Mayas. Es lo que define a la personalidad del individuo, en la mente se producen los procesos mentales, una forma de energía en vibración a distinta frecuencia producida por la emociones, sentimientos, pensamientos, y eventos de la vida. En la mente archivamos la comprensión, que resulta de convertir el conocimiento en verdad comprobada por la experiencia de la vida, se la denomina el ciclaje medio, mientras más vibraciones bajas y densas como el miedo y el odio se experimenten en la vida, más baja dimensionalmente se encontrará su mente, pero por otra parte, mientras más momentos de alegría y paz se hayan vivido, más alto se vibrará, esto ubica a la mente en una dimensión más alta, en cada reencarnación este ciclaje medio va aumentando, a medida que el individuo se vuelve más flexible, comprende mejor el universo y maneja niveles interiores más altos de energía, cuando el ser humano está en un estado permanente de vibración y paz interior, su conciencia se alinea con nuevas realidades y percepciones que corresponden a dimensiones más altas. Hay procesos temporales que se realizan en la quinta dimensión, allí la mente se encuentra en los sueños, en un estado no físico, donde todo puede suceder. Los eventos experimentados por cada ego en la vida producen unos resultados que dependen de cómo se haya decidido vivirlos, entre más pequeño el ego, más flexible será su sistema de creencias, y más adelantado estará en el camino de la evolución, al comprender mejor todo el proceso, más perfecto y ordenado le parecerá el universo y respetará más a los demás y al planeta, al vibrar su frecuencia en una frecuencia más alta ampliará sus rangos de percepción y activará facultades sentidos latentes, procesará mayores cantidades de energía, la comprensión se almacena temporalmente en el cuerpo mental, al morir se traslada como verdades a la conciencia permanente del hombre, que se encuentra en el tercer cuerpo o Hinahan, el cuerpo espiritual o Hiank, que es permanente o eterno se encuentra en dimensiones más altas de lo astral, entre más alto el nivel de evolución, más arriba dimensionalmente estará, allí se almacena en manera permanente, eterna e individual en el momento de la muerte, la experiencia comprendida en cada vida que es la que determina lo que se necesita vivir en las futuras encarnaciones. El Enhank o espíritu define el destino, las dificultades que el hombre vivirá al encarnarse en su siguiente vida. A raíz de ellas, se encontrará la comprensión necesaria para evolucionar hacia vibraciones superiores. 

Esto explica porqué para los mayas la vida es parte de un proceso de eterno de evolución y conciencia y porqué es necesaria la reencarnación del espíritu en vidas sucesivas, en cualquiera de los miles de millones de los sistemas solares que existen, cada individuo puede subir un peldaño, al nivel inmediatamente superior como resultado de esfuerzo voluntario en la búsqueda de la paz y la armonía. 

Para los Mayas una de las cosas más importantes en la vida es mantener y elevar el nivel de energía vital interna, pues su disminución hace perder la paz interior y lleva a estados de sufrimiento. Ellos creían que respetando la NATURALEZA, teniendo conciencia permanente de los ciclos que esta genera, y aprendiendo a respirar adecuadamente se logran niveles cada vez mayores de energía vital, al encontrar este estado de paz interior, la energía acumulada pone en funcionamiento programas inactivos en el código genético, que producen los cambios físicos necesarios para comunicarse con el pensamiento, se genera en su mente un campo de energía sagrada, que activa la glándula pituitaria y pineal, esas glándulas segregan unas enzimas que activan Codones inutilizados en el código genético. Al activarse nuevas cadenas de aminoácidos se producen cambios en el interior del cuerpo, generando un súper sistema inmunológico que elimina las enfermedades, la vibración baja del miedo y aumenta la duración de la vida. Simultáneamente estas nuevas proteínas generan niveles más altos de energía vital en el interior del organismo consolidando la aparición del sexto sentido, la capacidad de leer y transmitir el pensamiento, es lógico que la evolución no permita que individuos embargados por el odio y el desprecio hacia los demás, accedan a poderes paranormales como la Telequinesis o la posibilidad de leer el pensamiento. Es la vibración del amor la que abre la puerta para la aparición del superhombre. Dios en su sabiduría hace que el siguiente peldaño evolutivo sea sólo a través de la paz y la armonía. El universo tiene todo el tiempo, no tiene prisa, el hombre deberá continuar su proceso de reencarnaciones sucesivas, hasta encarnar en una vida en la que pueda subir al siguiente peldaño evolutivo, muchos son los llamados, pero pocos los elegidos, confirma que no todos los hombres llegan simultánea y automáticamente a niveles altos de energía interna, se requiere de un esfuerzo personal, y voluntad en la búsqueda de la paz interior, cuando se aumenta la frecuencia de vibración durante la vida, se logra nacer en la siguiente reencarnación por nivel de correspondencia en una sociedad más evolucionada, es decir, si el hombre no tiene paz interior, le corresponde vivir en una sociedad que no la tenga, hasta que por esfuerzo aumente su nivel de vibración y se haga correspondiente de otras circunstancias. 

El universo es fundamentalmente energía e información que vibra en diferentes frecuencias y fluye organizada en matrices a diferentes niveles, la mayor parte de la materia en la tercera dimensión está formado por agua, el 85 por ciento de nuestro planeta está formado por agua. El ser humano es básicamente agua, nace dentro de una bolsa de agua y el 95 por ciento de su organismo es agua, a través del agua se mueve la energía por todos los fluidos del cuerpo, las emociones y los sentimientos son energía, vibraciones en distintas frecuencias que se mueven en matrices interconectadas a diferentes niveles, la palabra es una forma de energía, una fuerza vibratoria, podemos emitir diferentes tipos de energía a través de la palabra, el amor es una forma de energía en una frecuencia alta, cuando nos sintonizamos con ella, es decir resonamos con ella estamos en paz interior y armonía. Si nuestro dial interior está sintonizado en una frecuencia baja, en una estado de odio o de miedo, eso es lo que se percibe, la conciencia del ser humano define la realidad por la energía que perciben sus sentidos, las percepciones de los sentidos, repetidas a increíble velocidad en el tiempo, son las que producen la conciencia, la materia es una ilusión que se produce en nuestra mente como resultado de miles de percepciones que conjugamos para armar la realidad, como un sólido continuo, cuando lo cierto es que todo es energía. 

Pulsos vibrando a diferentes frecuencias cristalizan la luz en diferentes formas. La materia es luz que se ha densificado en una forma y en un rango de vibración que reconocen nuestros limitados sentidos. Todo lo que existe es luz, pues la oscuridad sólo se produce cuando la luz, en forma de materia se interpone entre el órgano sensor y la fuente de luz, como el día y la noche, aun cuando el sol nunca se apaga. Si el rango de percepción de los sentidos aumenta o si aparece un nuevo sentido, la conciencia se amplía, cambiando totalmente la realidad. Desde 1999 tenemos 13 años para saber que la realidad está más allá de los sentidos, vivimos una oportunidad única en 26000 años recibiendo una energía especial del centro de la galaxia, si comprendemos el proceso evolutivo eterno de la conciencia, podremos aprovechar esa oportunidad y quitarnos los límites auto impuestos, si decidimos abrir la mente y encontrar nuestra paz interior, seremos parte de los elegidos para transformar nuestra realidad, en un universo de paz y de armonía.

Espero les haya gustado esto del mundo maya.